LA MUJER Y EL PODER

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Las personas no son racionales aunque puedas ser razonables.  Corrientes subterráneas de emoción y realidad sutil nublan la percepción.  Es así para ambos géneros, pero mucho más para la mujer.  A la mujer le cuesta integrar todo lo que percibe.  Por eso le cuesta no solo comunicar lo que siente sino ser ella misma.

¿Porque la mujer no es ella misma?  ¿Porque el espíritu femenino ha sido reprimido, aunque sea parcialmente, y con ello el fundamento de lo sagrado?  Miedo.  Miedo a lo que no tiene forma.

No es suficiente decir que el hombre teme la fuerza irracional representada por la mujer; la mujer misma le teme.  En la mayor parte de las veces las mujeres se ven obligadas a colocar de lado todos las señales que recibe subliminalmente para concentrarse en la superficie y en lo lineal. Lo que significa un gran esfuerzo.  En este respecto, dos características importantes relacionadas con su constitución entran en juego.  Ambas tienen que ver con su naturaleza emotiva y sus respuestas espontáneas a la vida.

Primero. La mujer está sujeta a impresiones sutilísimas del ambiente, lo que quiere decir el mundo emocional de los otros.  Estas impresiones se convierten en una experiencia sensorial que permea todo, llegando a ser casi una obsesión.  Es tan intensa que muchas veces es difícil sostenerla y buscamos alivio.  Los hombres, aun los más sensitivos, no pueden comprenderlo.

Segundo.  La naturaleza de la mujer es devocional y de sacrificio, particularmente por su llamado a la maternidad.  Esto funciona así aunque ella no de a luz físicamente, ya que se refiere a su capacidad de gestar y contener (abrazar) física y psíquicamente.  La mujer se sacrifica por otro, yendo a extremos para adaptarse y doblegarse, si significa preservar la vida.  Lo hace espontáneamente en relaciones, usualmente para conseguir lo que quiere, pero más comúnmente para mantener la paz.  En términos generales, el hombre se sacrificará por un ideal, un concepto noble de la humanidad que no involucra las profundidades de la dinámica emocional de envolvimiento emocional con los otros.

Esto quiere decir que la mujer se encuentra en dificultades para mantener la impermeabilidad necesaria para comunicarse linealmente de manera clara y precisa, un contexto racional.  Su complejidad la hace aparecer a menudo ilógica y poco clara.

Es por esto que no es fácil para la mujer ser ella misma en el mundo.  No es una cuestión de porque.  Sencillamente es así.  El racionalismo diluye su inmersión con y percepción plena de las corrientes subterráneas que engendran la realidad.

El éxito para una mujer está marcado por la capacidad de sostener el nexo emocional que se imprime sobre el mundo con su marca registrada de sabiduría sensible.  Por esto, la integridad del mundo interior tiene que ser tan importante como la del mundo exterior.  De hecho, el mundo externo depende de ello.

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